¿Cómo ha evolucionado la alimentación humana a lo largo de la historia?
De acuerdo con GUIADESUPLEMENTOS, en la actualidad encontramos una serie de complementos alimenticios que tienen como objetivo suplementar una dieta. Existe una gran variedad, cada uno con características específicas y según la necesidad del organismo. Asimismo, la llegada y el boom de los superalimentos, nos ha demostrado la diversidad y riqueza que ofrece la naturaleza.
Hoy en día podemos encontrar prácticamente todo lo que necesitamos, en cuanto a alimentación se refiere, en un supermercado. No obstante, no siempre ha sido así se sencillo. Han transcurrido miles de años para que el ser humano descubriera, por ejemplo, que congelar los alimentos los mantiene en buen estado durante más tiempo.
Desde su aparición (hace unos 40.000 años) hasta inicios del neolítico (hace 10.000 años), los hombres fueron cazadores recolectores nómadas. Las presas de caza eran la base de su alimentación, pues les proporcionaban proteínas y lípidos. También consumían bayas o frutas silvestres..
Los antiguos cazadores debían alimentarse con aquello que les aporte importante valor nutricional, pues el desgaste de energía era elevado, para sobrevivir y alimentarse arriesgaban en muchas ocasiones su propia vida.
Fue en el neolítico cuando el ser humano se volvió sedentario y sufrió un cambio drástico en su alimentación. Empezó a desarrollar la ganadería, lo cual le permitió seguir comiendo carne, aunque no exactamente la misma. La agricultura le proporcionó cereales (trigo, cebada, centeno, etc.) y legumbres. Más adelante obtuvo frutas y verduras.
Este cambio significó una reducción de la variedad de su alimentación, debido a que pocos animales se prestaban para la domesticación. La ausencia de importantes nutrientes en su dieta llevó a una disminución en la esperanza de vida. Las migraciones debido a los cambios de estación también perjudicaron sus cultivos y la ganadería.
No obstante, con el pasar de los años, el hombre se fue dando cuenta de qué animales le daban los nutrientes más importantes. En distintas culturas se formaron hábitos alimenticios en torno a los animales que domesticaron. Por ejemplo, en Egipto el cerdo ocupó un lugar privilegiado, seguido de la res y el cordero.
El río Nilo también benefició el cultivo de verduras y de legumbres. Esta cultura tenía a su disposición un amplio abanico alimenticio. Por otro lado, los egipcios fueron uno de los primeros, junto a los chinos, de usar la sal para conservar los alimentos.
Por otro lado, los romanos tuvieron una de las alimentaciones más balanceadas. Mientras que los la clase noble egipcia consumía más carne y los pobres se alimentaban de verduras, los romanos combinaron ambos elementos para construir su dieta. Al igual que los griegos, consideraban al pan de trigo, higos, aceites, etc. como sus alimentos preferidos.
Aún tras la caída del imperio romano, su cultura se expandió en sus antiguas colonias. Incluso el cristianismo adoptó sus principales símbolos alimenticios: el pan, el vino y el aceite. Cada vez que se edificaba un templo, los hombres de la iglesia se apresuraban a sembrar trigo y vides a su alrededor.
Los restos humanos de la Alta Edad Media permitieron conocer que en aquella época los individuos ya habían alcanzado una buena salud a base de una adecuada alimentación. Su desarrollo fisiológico era normal. En esta etapa no se conocieron enfermedades o malnutrición como en épocas posteriores.
En tiempos modernos, el fenómeno urbano y la expansión demográfica desbarataron la estructura de la producción y abastecimiento alimentario. En el siglo XVIII la población europea alcanzaba los 150 millones de habitantes, mientras que en los primeros años del siglo XX rondaba los 200 millones. La ampliación de tierras de cultiva perjudicaron los espacios para la ganadería. El consumo de carne cayó y degradación de la ración alimenticia afectó incluso la talla de las personas.
La carencia de alimentos que proporcionara las vitaminas que necesita el cuerpo trajo consigo nuevas enfermedades. La introducción de nuevos productos desde el Nuevo Mundo fue lenta y no influyó realmente en la alimentación.
La época contemporánea trae consigo un cambio radical. La globalización permite obtener alimentos de todo el mundo en cualquier época del año. Los nuevos procedimientos de conservación facilitan la duración de los alimentos. Por otro lado, la comida chatarra ha ganado terreno en todo el mundo, así como el aumento de enfermedades como la diabetes y obesidad.
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